Capítulo 26

Farel nunca se imaginó que ella tendría el valor de hablarle de vuelta.

Su rostro se oscureció dos tonos más-¿Así que te has vuelto una bocona, Evrie? –

Con coraje, Evrie continuó-Lo que dije es la verdad, y tú, a pesar de que mi maestro ha sido tan amable contigo, no has parado de hablar mal de él a sus espaldas y de causar discordia en nuestra relación de maestro y aprendiz. Dr. Farel, con todo respeto, de quien debería alejarme es de ti. –

Farel apretó el volante, las venas de sus antebrazos saltaban visiblemente.

¡Ah, muy bien!

¿Así que ahora se había vuelto tan respondona? La conejita suave ahora mordía sin avisar, jera increíble!

¡Y pensar que toda esa docilidad en la cama era pura farsa!

-Dr. Farel, por favor, abre la puerta. – Evrie le lanzó la frase con firmeza.

Farel giró su cabeza para observarla, en la penumbra del coche, sus ojos negros y penetrantes parecían querer ver a través de ella.

Evrie se enderezó y lo miró sin miedo.

Había estado escondiéndose durante dos días y ya estaba cansada de huir de él.

-Evrie, tienes agallas. -Farel de repente soltó una risa fría y escupió las palabras con desdén.

-Clic-, el seguro del coche se desbloqueó y Evrie, sin pensar demasiado en sus palabras, abrió la puerta y saltó fuera del vehículo.

Corrió como si temiera que él la siguiera y su figura desapareció rápidamente entre las casas del barrio. Farel se quedó sentado en el coche, encendió un cigarrillo con irritación, fumó unas caladas y luego, más molesto aún, apagó la colilla.

palabras de Evrie, cerró los ojos y soltó un improperio en voz baja.

Mierda.

de someterla hasta que pidiera

había sido

a su casa, llegó a la puerta, respiró hondo y soltó

que había dicho era el resultado de un impulso, y ahora que lo pensaba, había sido

no

a alguien más, era como si hubieran cortado por

se puso el pijama, luego se tumbó en

aparecieron innumerables mensajes.

una larga lista de notas

7/2

15.07

20

la

abrió algunos al azar, llenos de insultos y maldiciones, y al final, desesperada, Marcela recurrió a la

que apagando el teléfono vas a escapar. Si no me transfieres el dinero antes de mañana, iré personalmente con un cuchillo a tu escuela y me suicidaré allí mismo,

culpa!”-

y haré que todo el mundo en internet sepa

si me muero, tu papá tampoco la tendrá

más

sabía que Marcela era

el cuello de su padre. Al final, sangre corría mientras el cuello de su padre y el de Marcela se abrían en una

sangre manaba y empapaba el suelo y la ropa.

casi carga con la fama de haber empujado a sus

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