Capítulo 8

Farel alzó una ceja y sacó su celular, abriendo la conversación de WhatsApp con ella.

-¿Cuánto necesita? -preguntó inclinando la cabeza hacia ella.

¿Cuánto necesitaba?

Era la primera vez que ella hacía algo así y no tenía idea de cuánto se pagaba en el mercado, pero lo que sí sabía era que la operación de su padre costaba un ojo de la cara.

Evrie balbuceó, sin saber cuánto pedir.

Farel captó su indecisión, sus largos dedos teclearon un mensaje y, segundos después, leyó la información de la búsqueda.

-Según lo que se paga por la donación de óvulos, una chica de instituto técnico 20 o 30 mil, de universidad 50 mil, y de una institución de prestigio desde 100 mil.-

Levantó la vista hacia ella -¿Cuánto necesita, cincuenta mil o cien mil?

Evrie no esperaba que él supiera todo eso.

El precio que mencionó era mucho mayor que el que había visto en los anuncios del baño de la universidad, y eso la descolocó.

Ella bajó la mirada y dijo en voz baja -Cincuenta mil.

Farel encendió el celular, tocó la pantalla y envió la suma.

El sonido de la transferencia “ding” resonó y Evrie, casi por instinto, miró la pantalla. Cuando vio la cantidad que había recibido, se quedó atónita.

Eran cien mil.

Le había dado el doble.

Evrie miró sorprendida al hombre, asustada por su generosidad. No había donado óvulos ni estaba siendo mantenida por él, y en el fondo sentía que le había dado demasiado.

Farel guardó su celular y la miró con su expresión inmutable.

te vas?

a propósito, para que ella tuviera

gastos por un buen evitar que hiciera algo tan tonto como

en sí y aceptó el dinero con los

voz

computadora, su rostro imponente no mostraba ninguna

–La siguiente.

sujetando la receta.

doctor Berto Navarro, quien iba a entrar. Se miraron un momento

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a la receta en su

estaba ansiosa por obtener los medicamentos

Berto entro,

qué recetas medicamentos de ginecología? –

miró

te metas en lo que no te

a la mesa y lo examinó, notando las marcas rojas y superficiales en su antebrazo.

se volvió significativa.

saliste conmigo a tomar anoche, parece que

a la pantalla-¿Interrumpiste mi trabajo solo para decirme

acaba de salir, ¿es

-No exactamente.

noche. Pensé que te gustaban las mujeres sexys, pero veo que prefieres a las conejitas tiernas, tienes un gusto

¿Peculiar?

recordó la noche anterior, bajo la luz brillante, ella estaba novata pero obediente, su figura era delicada, una mezcla de inocencia y seducción, con los ojos rojos y

una pequeña conejita, invitando a ser acariciada.

negocios -dijo Farel volviendo en sí, sin ganas de seguir charlando con

el cumpleaños de Leandro, me pidió que te avisara. Nos vemos

-Está bien.

Farel echó a Berto de la consulta.

hospital y lo primero que hizo fue transferir el dinero a su

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