☛ Bookmark This Website Capítulo 25

Pamela captó el destello de interés en los ojos de Fernando. Decidió aprovechar esa oportunidad y hacer lo peor que pudiera. “Lo siento mucho, señor Santander. Sabrina siempre ha mostrado mucha avaricia desde cuando era niña. Sabia que los Santander eran una familia rica y poderosa con un vasto imperio comercial y conexiones políticas. A pesar de que estaba comprometida con otro hombre, no pudo evitar tenderle una trampa para intentar casarse con un miembro de la familia Santander y convertirse en la señora de su familia. La echamos de nuestra familia después de lo que había hecho. A pasado un año desde aquel acontecimiento. Pensamos que Sabrina cambiaría para mejor“:

“No esperábamos que volviera. Hace unos días, apareció en nuestra puerta, suplicando nuestra ayuda. Ella nos dijo que quería casarse con alguien de la familia Santander y que quería una vida de lujo y riqueza. Nos rogó que la ayudáramos a entrar en la Torre del Grupo Santander de alguna manera. No queríamos ayudarla pero amenazó con suicidarse si no lo hacíamos. No nos quedó más remedio que darle lo que quería“.

“Por eso, le debo una disculpa, señor Santander“. Pamela inclinó la cabeza.

Una expresión oscura atravesó el rostro de Fernando cuando escuchó lo que dijo Pamela. Entonces, recordó lo que le había dicho Sabrina. Ella había insistido en que ya no estaba interesada en él.

Fernando no estaba seguro de poder confiar en la mujer que tenía delante. “Te escuché“, respondió con frialdad.

“Entonces no le quitaré más tiempo, señor Santander“, dijo Pamela. Decidió no tentar a su suerte. De todos modos, se había conseguido un trabajo en el Grupo Santander.

Tendría muchas oportunidades de volver a encontrarse con Fernando. Esta no sería la última vez que lo vería. La joven se fue sin un alboroto.

Danilo se despertó. No pudo evitar preguntar tan pronto como Pamela se fue. “¿De qué

hermana de Pamela para atraer a su buen amigo, el todopoderoso Sr. Fernando Santander, a algún

lado, no estaba interesado en hablar sobre cómo una mujer lo había atraido a la cama hace

dijo él casualmente. “Tomemos

distraidamente por el borde de su vaso. No le creyó a Fernando en absoluto. Sin embargo, parecía que Fernando no le

cuenta.

La joven de la familia Bracamonte. Ella dijo que su nombre era

llegó con el cálido derramamiento de la luz del sol a través de las nubes. Amaneció y arrojó su luz sobre la

alarma. Luchó por abrir sus pesados párpados y se encontró mirando somnolienta a dos figuritas regordetas

la mirada. Se dieron cuenta

manos regordetas se acercaron a Sabrina y le acariciaron las mejillas. Les seguían dos voces y los repetidos murmullos

se derritiera instantáneamente. Ella parpadeó con sus grandes ojos brillantes a sus preciosos ángeles, luego extendió la mano y los rodeó con sus brazos. “Hola,

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