CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 26. ¡Feliz desengaño, querida! 

James se tenso, era inevitable ante la sola imagen de Sabrina al otro lado de la habitación. Si era honesto no había esperado que ella estuviera allí, ni siquiera había tenido una noticia suya después del juicio y la destrucción de uno de sus autos. 

-No tengo idea–contestó con honestidad mientras tomaba la mano de Maddi y la miraba a los ojos-. De verdad no sé qué hace aquí, nena, pero si estás incómoda podemos irnos. 

Maddi lo miró con ternura, podía ver la preocupación en aquellos ojitos claros y eso la derretía. 

-Por supuesto que no nos vamos -respondió firmemente mientras le daba un suave apretón a la mano de James-. No voy a dejar que esta noche tan linda se nos amargue por un fantasma del pasado… por más cadavérico que se vea el fantasma… ¿De verdad tiene las clavículas tan salidas o se las pinta para que se le vean más? -preguntó achicando los ojos en su dirección para enfocar mejor y James casi escupió la champaña de la risa, al punto de que terminó tosiendo. 8 

James suspiró, sabía que Maddi tenía razón pero no podía evitar sentirse sobreprotector con ella. 

-Está bien–cedió finalmente-. Pero prométeme que si te sientes incómoda me avisas inmediatamente y nos vamos. 1 

Maddi asintió. 

-Claro, si me siento incómoda te voy a agarrar la mano y tocaré la palma así… 

-Eso significa “quiero follar” -murmuró James conteniendo el aliento. 

-¿En serio? ¿Y cómo se dice “quiero follar en el laberinto de arbustos detrás de la casa lo más pronto posible, por favor“? – preguntó ella y James tiró de sus manos para acercarla y darle un beso profundo y posesivo, sintiéndose afortunado de tener a Maddi a su lado. 

Ella era su roca, juntos se habían ayudado a superar todo lo que había pasado en los últimos meses. Era gracias a ella que podía seguir adelante y ser feliz, y no iba a permitir que nada ni nadie arruinara eso. 2 Sabrina observaba la escena con una mirada fría, sin poder evitar sentir un punzante resentimiento en el corazón. Ella había sido la esposa de James, y había sido traicionada y humillada ante todo el mundo. Sabrina sabía que, por mucho que quisiera arruinar su noche perfecta, no iba a poder hacer nada sin generar un escándalo mayúsculo y no era eso lo que quería. Ya no quería recuperarlo, sus ojos estaban puestos en Mycroft Westerfield, rico heredero y hombre de negocios con un título de conde… pero sí quería venganza, e iba a conseguirla costara lo que costara. 

Y sabía que su mejor oportunidad de venganza era aliarse con Beatrice, su archienemiga. O mejor dicho, su antigua archienemiga, porque ahora que ella ya no era la esposa de James, Beatrice no tenía por qué ver en ella una amenaza sino a una aliada. 

Sabrina los observó con un brillo frío en los ojos mientras reían y coqueteaban, y se dio cuenta de que la heredera Westerfield también los observaba con el brillo de la envidia en los ojos. 

Todavía había una pequeña parte de Beatrice acechando bajo la superficie a que James estuviera solo, y la estúpida de Maddison Grant le había frustrado el intento. 

Sabrina tomó una copa de champaña y se acercó a ella contoneándose. Beatrice la miró fríamente, pero Sabrina le dirigió una mirada triunfal. 

-Es una pena que no te hayas dado prisa suficiente -dijo en voz baja-. Pero si somos honestas, James ya se estaba comiendo a la mesera cuando yo lo deje. 

de

por ese

tienes suerte. 

parece -respondió Beatrice con un gruñido hosco.

sonrisa-. Si tú quieres puedo entregarte a James en

se rio burlonamente.

eres tan tonta? -siseó- ¿Realmente crees que no sé que contigo todo tiene un precio? Sabrina se

estoy dispuesta a negociar por un precio justo, uno que

-¿Y cuál sería? 

tímido. Solo quiero que cuando deje de serlo

largo segundo, sabía de sobra que Sabrina era una trepadora oportunista, pero para empezar ella y su hermano tenían bienes perfectamente separados

planeas entregarme a James? -preguntó.

-sonrió Sabrina con

no sería un sacrificio! -replicó Beatrice.

cuando yo te lo diga. Y sobre todo ten en mente a dónde lo vas a llevar.

atención puesta en ella y en James, pero no parecía que nada fuera a pasar. Maddi y James no se separaban uno del otro en ningún momento,

segundos después la modelo le hacía una señal a Beatrice y ella se apresuraba

Cariño, no he podido verte en toda la noche -murmuró ella mientras lo veía agarrar una copa de

visto hablar con Sabrina así que no andaba con mucho ánimo como para soportar sus

mi atención esta noche ha

a mí ni siquiera me has mirado, cielo -dijo la mujer, toda zalamera, colgándose de su brazo-. ¿Acaso yo

James respiró profundo. 

por la sexta copa de champaña -respondió y aquel comentario hizo que la heredera Westerfield se revolviera molesta.

no hubiera sido porque

aturdido. Parecía que apenas mantenía el equilibrio y sus ojos se cerraban solos. Beatrice miró a Sabrina, entendiendo lo que había

cariño. Va a ser mejor si te llevo a que te recuestes un rato, vas a ver cómo eso enseguida te hace sentir mejor.

sacó por una de las puertas laterales hacia uno de los corredores y

James intentaba protestar. 

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