La Heredera del Poder

Capítulo 36

Lucia y Rosa recién se dieron cuenta de que habían sido engañadas por alguien a quien siempre consideraron una inútil.

“Lucia, ¿cuánto dinero le diste anoche?” preguntó Rosa.

Lucia, con el ceño fruncido, respondió: “Alrededor de mil o algo más, ¿y tú?”

Rosa estaba tan furiosa que se le palideció el rostro, “Le entregué todo el efectivo que tenía en mi bolso.” ¡Ella tenia por lo menos dos cientos o trecientos dólares allí! Ahora, pensándolo bien, Rosal deseaba poder abofetearse a si misma por estúpida.

Poco después, Gabriela y la hermana Solares trajeron los platos que Yolanda había pedido, “Tengan cuidado, aquí están los platos que ordenaron.” Dijo ella.

Lucia estaba furiosa, al ver llegar la langosta y los pinchos, apenas disimuló una sonrisa y comenzó a quejarse: “¡Espera! Estos platos no son los que pedimos, ¿hay algún error, verdad?”

La hermana Solares revisó el pedido y dijo: “Estos platos son los que ustedes ordenaron.”

Rosa captó la intención de Lucia y rápidamente agregó: “Solo somos tres personas, ¿cómo podríamos comer tanto? Es obvio que la camarera Gabriela se equivocó al tomar el pedido. ¡Estos platos no son lo que queríamos!”

de que el restaurante de barbacoa no era muy grande, tenían

vez se pedian, Ahora que Lucía y Rosa insistian en que Gabriela había

había verificado que estaban en un punto ciego

levantó de su asiento, visiblemente enojada, y dijo: “¡Llamen al gerente! ¡Quiero hablar con el gerente y preguntarla cómo entrena a su personal! ¿Qué clase de servicio es este? ¡Esto es consumo

situación como esa en el tiempo que llevaba trabajando en el restaurante, intentó calmar las cosas con

se enojen tanto. Creo que Gabriela no lo hizo a propósito. Ella solo está trabajando para ganarse

esta vez. Pero tengo una condición. Después

Gabriela y dijo, “Arrodillate, pide disculpas y la

sobre la mesa y miró a las tres chicas, después dijo con una ligera sonrisa y un brillo en los

irradiaba

tan brillante que

de marcas de lujo, palidecieron ante

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sensación volvió a

en su manga, la apretó

entrecerró los ojos y dijo, “Si vas a ser tan desagradecida, ¡tendremos que hablar con

más que una