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Definitivamente algo estaba pasando y Dixon no sabía bien que era. Y era de esos lobos que no le gustaba estar en la incertidumbre. Se arrodilló delante de la loba y la agarró del hombro.

-¿Qué sabes tú de esto?

Ella negó con la cabeza y no se atrevió a hablar de nuevo. Temía que cualquiera de sus palabras pudiera descontrolarlo de nuevo y ella aún estaba procesando que él hacía unos segundos estaba a punto de… rechazarla. De solo pensarlo su pecho se apretaba tanto que dolía infinitamente. Incluso su mate la estaba rechazando. Ella no estaba mintiendo, no tenía idea de quien estaban hablando ellos dos.

Dixon cerró los ojos y buscó paciencia. No recibiría respuesta de parte de ella, eso era seguro. Tendría que atender este problema personalmente y saber quién demonios era ese lobo que había osado tocar y marcar a su mate. Le arrancaría los dientes a como diera lugar. Eso era un hecho. Se levantó y miró al beta aun en la puerta. – Tráeme una soga- espetó molesto. -¿Soga? – la voz del beta salió vacilante. Acaso él iba a… – Tráeme… una… soga-el alfa repitió sus palabras como si el otro lobo no hubiera escuchado y rápidamente este salió corriendo. Clara temblo aun más e intentó retroceder.

-¿Qué me vas a hacer?- ella murmuró.

-Así que ahora hablas – Dixon la fulminó con el rabillo del ojo- No te preocupes, aún tengo cosas que resolver contigo, solo me aseguro que estés en el lugar que necesito cuando regrese.

Clara ya no quería estar allí. No con él. Por muy bueno que fuera oler las feromonas de ese lobo y que su cuerpo respondiera a él, eso no significaba que quisiera estar con él, no después del miedo que le había hecho pasar. Pero acaso ella tendía la opción de opinar alguna vez.

en sus manos. Para ese momento, ella apenas lloraba, era inútil. Solo se dejó cargar en

las patas de la cama y agarró la soga de las manos del beta, que parecía renuente a entregárselas. Con agilidad él comenzó a

la loba ya no mostró resistencia hacia él, solo tenía la cabeza gacha y temblaba incontrolablemente, mientras él la amarraba de tal forma que ella no pudiera escapar. Ahora que había escuchado lo que había dicho el beta más la parte de ella las piezas comenzaban a encajar. Veria quien era el visitante no esperado y hablaria más tarde con la loba. Quería

el cabello de ella no dejaba ver la expresión facial de Ja loba Chasqueó la lengua y se levantó y no supo por que, pero acarició su cabeza de forma Suave, sin se’t agresivo. Rápidamente, retiró la mano al darse cuenta de lo que estaba haciendo Era un hecho de que le había gustado

ponía el camino dificil a él. Había sido así

Solo que ninguno de

dejando salir sus feromonas apartando quien fuera quien estuviera en su camino. No conocía la existencia de un hermano o de otro lobo con los ojos de su mismo color. Y no era como si se pudiera hacer algo para tenerlo. Tenía que saber que estaba pasando. Había entrenado mucho tiempo

el tener que esconder la expresión de asombro que de seguro manifestaria. El beta no estaba jugando cuando mencionó que el recién llegado

era relajado a pesar de su gran figura imponente Habia incluso una sonrisa en su rostro mostrando sus largos colmillos, dignos de un lobo

forma prepotente y hasta descarada enfocando a Dixon con sus también

parte, el proclamado alía tenía ganas de todo, menos de sonreír. Mostraba sus colmillos, pero en una expresión completamente contraria. -¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?- como que ese día todo estaba optando por mermarle

paciencia a él.

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