Capítulo 33

La ambulancia llegó y se llevó a Yuria. Miré cómo Renán la abrazaba desesperado, sin olvidarse de lanzarme una mirada llena de veneno antes de Irse.

Todos los presentes testificaron en favor de Yurla, diciendo que fui yo quien la empujó escaleras abajo, incluso los criados de la familia Hierro se pusieron de su lado. En ese momento me senti perdida, incluso comencé a dudar de mi misma, ¿acaso realmente habla sido yo quien la empujó?

Una vez más me vi atrapada en la trampa de tener que demostrar mi inocencia, no sabia cómo explicarme, si intentaba hacerlo estaba mal, si no lo hacia también estaba mal. Me acurrucaba bajo las escaleras, esperando durante lo que pareció una eternidad.

Finalmente, de madrugada, Renán regresó: yo con los ojos enrojecidos me levanté y con la voz entrecortada le dije: “Renan, no fui yo“.

Un golpe resonó y senti un zumbido en los oldos, la sangre brotaba de mi nariz y mis oidos apenas escuchaban, probablemente me habla reventado el timpano, ese golpe habia sido con toda su fuerza.

“¿No te das cuenta de que la hermana de Yuria está decidida a llamar a la policia? ¡Esto es una agresión a propósito!“. Renán me arrastró del suelo y me llevó al estudio a la fuerza. “Nayra, ¿acaso te he consentido demasiado? ¡Ahora hasta te atreves a cometer faltas graves! ¿Cuál es tu siguiente paso? ¿Planeas asesinar a alguien?“.

Miré a Renán con los ojos llenos de lágrimas, deseando que pudiera creerme, le suplicaba llorando y negando con la cabeza: “Renán, no fui yo, de verdad que no fui yo“.

él simplemente no me creyó.

vio, ¡no fui yo, no la empujé, de verdad que no fui yo!“, desesperada, intentaba explicarme, estaba lista

  1. p. casi

las escaleras! ¡Y todavia intentas defenderte usando

mi lado en nombre de la justicia? Desde el principio, los que habian arruinado mi vida habían

¡prepárate para ir a la

Después de que mis padres murieron, luché con todas mis fuerzas, me esforcé en mis estudios, y lo que había logrado hasta ese momento había sido el fruto de todo mi esfuerzo; no podia permitir

Hierro, hui de lo que una vez pensé que era el cielo, pero que se reveló como un infierno, corri y me escondi en un oscuro callejón, donde permaneci mucho tiempo, nunca me habia sentido tan

quedé dormida, ni quién puso sobre mi una vieja pero limpia manta, tampoco sé quién dejó a mi lado un té barato pero limpio y unas golosinas. No era la primera vez que alguien me

mirando

que siempre cuidaba de mi

Capitulo 33

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